Una exitosa pareja emprendedora aprovechó unas vacaciones muy esperadas para reflexionar sobre su futuro. Juntos lideraban una cartera de empresas operativas, una cartera de inversiones y un fondo para donaciones a entidades benéficas. También tenían tres hijos adultos sanos, el mayor de los cuales estaba a punto de casarse.
Faltaba como mínimo una década para ponerse a hablar de la sucesión, pero por norma general les gustaba estar preparados. Se pusieron a buscar a alguien que los asesorara sobre cómo hablar de la riqueza y objetivos compartidos como familia para preparar la incorporación de su hijo mayor al negocio. También estaban actualizando la planificación de su herencia y querían asegurarse de que todas estas actividades estuviesen sincronizadas.
Un amigo les habló de LGA y les recomendó el libro Succeeding Generations, que leyeron juntos durante las vacaciones. La semana siguiente se pusieron en contacto con LGA para estudiar cómo podríamos ayudarles a reflexionar sobre estas importantes cuestiones. Rápidamente se les asignó un asesor de LGA que se entrevistó con ellos en persona de forma confidencial, les hizo preguntas sobre su situación y analizó si nuestro equipo podía ayudarles y cómo.
Comentaron tanto sus aspiraciones para el futuro como sus preocupaciones: por primera vez iban a hablar de todos estos temas directamente con sus hijos. Les presentamos una visión general de nuestro diagnóstico de referencia, la Auditoría de Continuidad, así como de las distintas oportunidades formativas para toda la familia, mientras ellos se planteaban cuándo y cómo iniciar un viaje de varias décadas de duración hacia la continuidad de la empresa familiar.
La pareja estaba a la vez ilusionada y nerviosa ante la perspectiva de abrir lo que a sus ojos era la caja de Pandora. También sentían curiosidad por cómo reaccionarían sus hijos, cada uno a su manera. Antes de lanzarse a una Auditoría de Continuidad completa, su asesor de LGA les sugirió que empezaran con una formación básica sobre la planificación de la continuidad dirigida a sí mismos, a sus hijos y a sus equipos de liderazgo.
Iniciaron este viaje con un Taller de Continuidad, con el objetivo de que la familia entrara en contacto con algunos temas clave y de proporcionarles un nuevo vocabulario con el que empezar a mantener conversaciones sobre el futuro. También supuso una oportunidad para reforzar el buen entendimiento entre la familia y el asesor. La planificación de la continuidad es un viaje, no un acontecimiento puntual, por lo que todas las partes deben escoger bien a sus compañeros de viaje.
La realización del taller permitió a la familia conocer mejor los retos y oportunidades de planificar la continuidad y le proporcionó una hoja de ruta para emprender una exploración estructurada del futuro. También desarrollaron una relación de confianza con su asesor y con LGA, que sabían que estarían a su disposición para ayudar a la familia y a la empresa, cuando fuera necesario, en las décadas venideras.